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10 mar 2010

Visita a la República Democrática del Congo. Día 3

“ Me siento en el deber también de felicitar al pueblo zaireño por su patriotismo y su madurez política. En efecto, durante todo el período de mi consulta popular, en la que he pedido su opinión a profesores, misioneros, agentes económicos, médicos, abogados, funcionarios, jefes tribales, mujeres comerciantes y estudiantes, se ha producido un golpe de intoxicación que yo nunca había conocido. El pueblo zaireño demostró, una vez más, que no estaba dispuesto a dejarse influir por la manipulación y la desinformación”. Discurso del General Mobutu ante la ONU en abril de 1990. EEUU y Bélgica aplaudieron con fuerza.

Este señor tan demócrata accedió al poder en 1965 mediante un golpe de Estado y estuvo en el poder durante 32 años. Se estima que el año de su muerte, en 1997, sus cuentas en Suiza se equiparaban al PIB de su país. Siguen surgiendo candidatos para el premio de ser invisible.

Pues me acabo de enterar de que mañana no vuelo para el Este. Finalmente, un contratiempo de última hora (eufemismo de avería, falta combustible, falta de seguridad, etc.) ha hecho que se cancelara el vuelo, y tengo que retrasar el viaje hasta el viernes o el sábado, a no ser que le eche huevos y me compre un billete con una compañía nacional que se llama YAK 42. Lo del nombre es broma. Lo que sí es cierto es que todas las compañías nacionales están en la lista negra de la Unión Europea y no son nada recomendables.

Así que no tengo nada previsto para mañana. Aprovecharé para dormir un poquito más y para intentar localizar a un par de contactos que me podrían venir bastante bien para proporcionarme información de uno de los proyectos que evalúo (monitoreo según la terminología de la UE).

Estoy empezando a coger un poco de asquete al jefe de la misión. Se parece bastante a David Haselhoff, pero en rubio. Es el típico arrogante que te mira por encima del hombro porque eres joven (y para más inri, bajito). Además, tiene un catálogo de gracietas que utiliza con los locales y conmigo para parecer un tipo majo. Es un gilipollas, vamos.

Hoy he vuelto a quedarme sin coche. El edificio de la Comisión Europea queda a unos diez minutos del albergue, y la verdad es que es mucho más entretenido ir andando entre los charcos y observando el quehacer diario de la gente. Hoy he visto muchos más paraguas abiertos que ayer. Y es que hacía un sol acojonante. El clima es tan volátil que un paraguas puede servir para dos funciones totalmente opuestas.

Esta tarde ha venido un camión que parecía del París-Dakar, del que se han bajado unos 20 ingleses, que inmediatamente se han puesto a montar sus tiendas de campaña en el jardín. Son una peña que ha pagado un pastizamen muy serio para hacer un viaje desde Sudáfrica hasta Kenia. La mayoría son jóvenes, con esa pintilla de inglés estilo Rooney. Duermen en tiendas, se hacen la comida y llevan unas rastas que se habrán hecho por el camino y que les quedan como el mismísimo culo. Y digo yo…bueno, mejor no digo nada.

Empiezo a estar un poco cansado de la monodieta de arroz con alubias y pez de río con sabor a tierra. Lo bueno es que voy al baño como un relojito.

Pues nada, que quedan 15 minutos para que empiece el partido del Madrid. Todavía no sé si lo van a poner en la televisión nacional congoleña o tendré que comerme el Manchester-Milán. Si nos eliminan, aquí acabará mi día, y si pasamos, igual vuelvo para despedirme como es debido...

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