Mientras Europa regurgita su xenofobia latente, estableciendo controles fronterizos, deshaciendo Schengen y la libre circulación de personas por el continente, España vuelve a hacer el ridículo con una canción de mierda y Azerbayán y decenas de países con trajes de colores cantan canciones intentando demostrar a Europa lo modernos que son.
La fuerza de trabajo necesaria que antes era acogida con los brazos abiertos para construir nuestras casas, para servir nuestros cafés y recoger nuestros cultivos, ahora sobra. Lastres que deben ser expulsados de nuestros territorios en crisis.
Los subsaharianos desplazados que huyen de Libia hacia Lampedusa para invadir nuestros países cargados de paro, los rumanos que vienen a parasitar nuestras ayudas sociales y los moros que trafican en las esquinas son un problema.
La derecha se ha venido apoderando de cada uno de los países que forman la vieja Europa, y los cantantes de Eurovisión son aplaudidos porque cantan al amor y a la buena vida.
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