Entre bocado y bocado a un entrecot de 300 gramos, debatíamos el otro día si estábamos viviendo un cambio de Era, si los historiadores estarían empezando a revisar los libros, si en los colegios del mundo la tan estudiada Edad Contemporánea, con la Revolución Francesa como inicio, estaría tocando a su fin, y un nuevo término sería acuñado en estos tiempos en los que vivimos.
La II Guerra Mundial sacudió el mundo y lo dejó horrorizado. Recientemente, tenemos dos hitos históricos separados por tan solo 10 años: la caída del muro de Berlín constituyó una especie de hegemonía del capitalismo en el mundo entero, salvo algunas aldeas galas insignificantes. El 11-S ayudó a situar en el mapa a un nuevo enemigo en nuestro occidente superior y demócrata, y constituyó el primer ataque terrorista (en esta nueva era la palabra terrorista sustituye a la palabra bélico) en el suelo del nuevo jefe, en el corazón de la Gran Manzana. Entretanto, con la crisis, los países ricos se han dado cuenta de que el estado de bienestar no es capaz de lidiar con la especulativa naturaleza humana, y en la ecuación, pretenden revisar antes la palabra bienestar que la palabra especulación. Además, miles de millones de nuevas bocas (China, India, Brasil) amenazan la despensa del mundo.
El modelo está claro: existen países desarrollados que, dejando a un lado matices, defienden un modelo económico liberal, dicen respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos en un porcentaje más o menos alto, y son gobernados por un régimen democrático. Su ciudadano medio puede discutir acerca de muchas cosas sin que nadie le denuncie o le increpe, y además puede hacerlo con un entrecot en el plato. Tenemos demasiado que perder como para salir a la calle, a no ser que veamos nuestra burbuja de bienestar amenazada: cuando los jóvenes franceses salieron a la calle ante una reforma del Gobierno que pretendía rebajar los derechos de los pensionistas, un líder universitario afirmó: "No queremos perder los derechos por los que lucharon nuestros padres". Es decir, "virgencita, virgencita, que me quede como estoy"
También existen otros países, los que poseen a una ciudadanía informada a través de youtube, que miran con envidia tanta opulencia. Sus gobiernos también defienden un modelo económico liberal, pero respetan aún menos la Declaración Universal de Derechos Humanos. Resumiendo, quieren visualizar una vida parecida a la que nosotros tenemos. Túnez y Egipto han sido las primeras piezas de un dominó apasionante. Argelia, Yemen, Bahrein, Libia, Irán, amenazan con seguir cambiando la historia.
Así que aquí estamos. Unos dicen que esto va a petar, que ya no damos abasto y que la Tierra se va a cansar de nosotros y nos va a mandar a tomar por culo. Otros piensan que su vida es como es, un camino difícil con recompensas materiales o espirituales que nos hacen felices. Medio mundo anhela tener un pensamiento como el nuestro. Y muchos otros no tienen el estómago lleno para poder pensar en nada más.
¿Cómo se llamará esta nueva Era? Yo la llamaría la Edad de los Mercados*
*En COSICAS tenéis una intervención genial de Anguita
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